El miércoles 5 de marzo fue un día inolvidable, entre el calor agobiante y los varios apagones que afectaron a 620.000 usuarios de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. El jueves 6, la cifra de afectados por los cortes de luz disminuyó a 5 cifras. Cuando el problema energético parece haber quedado atrás, resulta que hay un puñado de vecinos de Villa Crespo que, podría decirse, jamás volvió del apagón: residen todos en la misma cuadra y, al cierre de estas líneas, estaban a unas horas de iniciar su sexto día sin luz.
La calle es Castillo, entre Julián Álvarez y Lavalleja. No es toda la cuadra sino una sola vereda la que parece “endemoniada”: el lado impar. Se trata de una cuadra tranquila, con poco tránsito, casas bajas, un par de edificios y árboles frondosos. De esas rarezas urbanas donde ocasionalmente se oyen las aves. Nadie tiene luz. Entre los vecinos hay una mujer que vive en planta baja con su hijo de 12 años, un menor de edad con discapacidad. La mujer precisa electricidad para poder molerle la comida. Hace cinco días le complica hacerlo.
Durante la elaboración de esta nota, Clarín consultó a Edesur. Fuentes de la compañía explicaron que “hay un cable de baja tensión con una anomalía” y prometieron haber hecho el pedido de priorización del caso. Luego, repreguntados por el horario de restablecimiento del servicio, dijeron esto: “Están trabajando en la zona. Aproximadamente, cuatro horas”. Al cierre de esta nota, una cuadrilla había llegado al lugar. A los vecinos les dijeron que la luz volvería “en cinco o seis horas”.
Para Sol, una dramaturga terminando sus 40 que vive con su familia en esa cuadra de Castillo, no son palabras nuevas. Transmitió a esta cronista las exactas mismas afirmaciones que Edesur le dijo a Clarín. Dijo que fue “mil veces” a la oficina de Edesur a reclamar y que en varias ocasiones le dijeron que “priorizarán” el caso. A lo largo de la entrevista, Levinton usó, también varias veces, una expresión que refleja bien su ánimo: “Es la nada”.
Si bien la insistencia mediática a través de esta nota podría traccionar un esfuerzo adicional con respecto a este caso de parte de la distribuidora de electricidad, lo de que la luz volverá “en cuatro horas” (según la estimación de las 9.12 de la mañana) también fue escuchado por Levinton previamente. Justamente, en la noche de este lunes.
“Hicimos mil reclamos a Edesur y al ente regulador. Lo único que te vienen son esos mensajitos mentirosos que te dan un horario de restablecimiento, cuando no viene ni una cuadrilla. Sólo vino una, luego de cuatro días en los que no había pasado nada (incluyendo el fin de semana), ayer, lunes, a eso de las 9 de la noche. Trabajaron en Jufré y Julián Álvarez y nos dijeron que volvía “en cuatro horas”, aproximadamente. La gente se fue a dormir pensando que tipo 3 de la madrugada volvería la luz. Y nada”, contó indignada.
“Nos levantamos esta mañana y seguimos todos igual, salvo, me parece, dos edificios que están sobre Julián Álvarez, a los que creo que les resolvieron el problema. Pero los de Castillo seguimos a oscuras”, sumó.
Los que nunca volvieron del apagón
Es cierto que el enojo de estos vecinos se fue masticando lentamente, e inflando por la acumulación de días, pero hay otra cuota de la furia que Levinton atribuye a la imprevisibilidad de la resolución del problema, simbolizada en esos mensajes imprecisos o que transmiten promesas de difícil cumplimiento, de parte de la compañía de energía eléctrica. Nada de eso ayuda a comprender o a tranquilizar.
“Cuando el miércoles pasado fue el corte en buena parte de la Ciudad, obviamente se nos cortó a todos en el barrio y estuvimos así todo el día. Pero después volvió a la noche”, compartió la mujer. La cosa hubiera quedado ahí, pero “el jueves a la noche se volvió a cortar y nunca más. Nada”, resumió.
“Hicimos mil reclamos. No sólo mi familia. Somos varias casas y un par de edificios, que por supuesto, siendo este el quinto día sin luz, no tienen agua tampoco. La gente está desesperada. Hicimos de todo, por Whatsapp, por teléfono. Fuimos cada uno por su lado a la oficina de Edesur y siempre dicen lo mismo: ‘Lo pasamos como prioridad‘ Ahora bien, en cuatro días no vino ni una sola cuadrilla”.
“Más allá de la gente mayor que vive en los edificios y está varada porque no tiene ascensor ni agua, la mamá del nene de 12 años con discapacidad está pensando en hacer una denuncia penal”, advirtió Levinton, y concluyó con un último relato.
Es su última visita a la oficina de Edesur, precisamente este martes por la mañana: “Me acabo de ir de Edesur y es la nada. Lo mismo que ayer. Un tipo muy amable que empatiza con mi preocupación. Que tengo razón, me dice, pero no me da ninguna respuesta. Es la nada. Que va a averiguar. Me toma el teléfono y que cuando sepa a qué hora lo van a estar solucionando, me avisa. Parece joda”.
SC