Puede estar en Buenos Aires, Milán, Estambul o cualquier otra parte del mundo. También puede ser noticia un nuevo escándalo contra Mauro Icardi y la China Suárez, o ser tendencia por un look o sus excéntricos lujos. Pero si hay algo que Wanda Nara hace mejor que nadie es transformar lo cotidiano en un fenómeno. Y todos, absolutamente todos, hablan de ella.
Esta vez Wanda no fue noticia por una pelea mediática contra Icardi y la China. Tampoco fue por su outfit o el retoque de una foto. Esta vez, el detalle que desató la locura son unos muñecos. Sí, hablamos de unos seres muy particulares… peludos, raros y medio mitológicos. Se llaman Labubu y se convirtieron en sus nuevos e inseparables acompañantes de la empresaria.
Desde hace semanas, Wanda se muestra con estos muñecos a cualquier lugar al que va. Aparecen en sus fotos de Instagram, en sus millonarias carteras, también acompañan a sus hijas en cada paseo y hasta tuvieron su versión XL que la mediática trajo desde Europa como regalo familiar. Y como todo lo que toca, se volvió viral.
Si bien su fanatismo por Hello Kitty ya es algo conocido por todos -desde batas hasta fundas-, esta vez los Labubu le disputan el trono. ¿Qué tienen de especial? Son criaturas nacidas de la imaginación de Lung Kasing, un artista chino que creció en Holanda y decidió crear sus propios mitos mezclando duendes europeos, arte pop y diseño coleccionable.
EL ORIGEN DE LOS LABUBU, LOS MUÑECOS QUE WANDA NARA LLEVA A TODAS PARTES
Hace un tiempo, el creador de estos muñecos que populariza Wanda explicó cómo nacieron estos seres tan particulares: “Me encanta la tradición de los antiguos mitos sobre duendes. Me di cuenta de que no había muchas historias así, así que intenté mezclar lo que escuché con mis ideas y crear mis propios relatos”.
Con más de 300 versiones, series temáticas y colaboraciones con marcas, los Labubu se convirtieron en furor global gracias a TikTok e Instagram. Y claro, con Wanda como embajadora no oficial, el fenómeno no hizo más que multiplicarse.
“Pasaron de ser un accesorio a un símbolo de estilo”, dicen sus fans. Y la conductora de Telefe los lleva con ese toque que la define: colgados de una Balenciaga o asomando en una story casual con sus hijas. Porque Wanda no sigue modas. Las impone.
En un presente donde aún suenan los ecos del WandaGate, y mientras los medios repasan sus idas y vueltas con Icardi, ella redirige la atención. Con un muñeco colgando del bolso y una estética tan suya como arrolladora, redefine el lujo con una mezcla de arte, infancia y diseño.