Con las vacaciones de verano en puerta y destinos internacionales como Estados Unidos, Europa, Brasil, Chile y Uruguay captando el interés de los argentinos, la contratación de asistencia al viajero dejó de ser un lujo para convertirse en una necesidad. Los operadores turísticos coinciden en su relevancia: ya no se trata solo de asegurar vuelos y hospedajes, sino de garantizar la tranquilidad en caso de imprevistos.
Julián Gurfinkiel, cofundador de Turismocity, destacó que acceder a este servicio es fundamental: “Es de esas cosas que no admite dudas de que hay que tener. En la Argentina, el porcentaje de gente que entiende esto y que viaja con asistencia es de los más altos del mundo”.
Esta necesidad se extiende a los casos de viajes locales. Tomás Novick, fundador de TravelConnect, explicó: “La asistencia médica es indispensable para cualquier viajero. Mucho más si va al exterior, pero a veces también dentro del país y, sobre todo, si va a ir a destinos no convencionales o con menos infraestructura a su favor, porque las prepagas tienen cobertura en función de su zona de residencia. Es fundamental chequear qué protección ofrecen estas”.
De hecho, la demanda por estos servicios está en crecimiento, independientemente de los precios o de la intención de ahorrar en el proceso. “Se está vendiendo mucha asistencia al viajero. En años anteriores era lo último que ofrecíamos, pero ahora los clientes lo piden directamente. Incluso muchos que no nos compraron el viaje nos llaman para adquirirla”, sostuvo Daniel Puddu, gerente general de Nilo Viajes.
En la misma línea, Alejandro Festa, gerente de Hospedajes y Servicios Turísticos de Despegar, explicó que, aunque suele pasarse por alto, contratar un seguro de viaje o asistencia al viajero es esencial. Además, destacó la diferencia entre ambos conceptos: “El seguro actúa de forma posterior al problema, reembolsando los gastos que se hayan tenido que abonar por los inconvenientes. En cambio, la asistencia interviene en el momento del hecho, brindando un servicio inmediato, sin importar el destino ni la hora”.
El costo depende tanto del destino como de los servicios médicos locales. Por ejemplo, Puddu detalló que para ir a países vecinos es aconsejable contratar un seguro que cubra por lo menos US$50.000, y si el viaje es a Estados Unidos o Europa, los US$150.000, para evitar posibles gastos adicionales, según advirtió el especialista. Estos valen alrededor de $120.000 para un viaje de 11 días en enero. “Cuanto más barato, menos cobertura; cuanto más caro, más cobertura. Hay países en donde no se necesita uno tan alto”, aclaró.
Esto es así porque las opciones más accesibles, montos entre US$25.000 y US$30.000, suelen cubrir parcialmente tratamientos o medicamentos, dejando al viajero a cargo de los excedentes. Por eso, optar por una cobertura más amplia puede evitar sorpresas económicas. Aunque para viajes nacionales, los valores suelen ser más accesibles, aclaró Gurfinkiel.
“Siempre salir con una cobertura. Sugiero gastar más en un servicio que ojalá no lo use, y quizá sacrificar algún servicio más suntuoso o de comodidad, porque si uno tiene un problema en el exterior, las complicaciones se multiplican en todo aspecto, sobre todo en costos y en logística operativa. Al contar con una asistencia médica que nos esté conteniendo, nos van a solucionar todos esos aspectos”, opinó Novick.
Además del seguro a la salud, estas prestaciones pueden utilizarse para proteger el equipaje en caso de pérdida o demora, agregó Festa. Y destacó la prioridad de “disfrutar el viaje y prevenir cualquier circunstancia que esté fuera de los planes”.
A la vez, es importante entender bien cómo funcionan las coberturas: un error frecuente es calcular la duración del seguro en función de los días del viaje. Por ejemplo, si una persona se va por siete días, y contrata por ese mismo período, cualquier problema médico que requiera atención posterior a la expiración del seguro se puede convertir en un “problema” y ser considerado una “preexistencia”. Suele suceder en casos de accidentes o intervenciones quirúrgicas.
Una vez que finaliza el período de la cobertura, los gastos hospitalarios derivados de la circunstancia inicial suelen limitarse a conceptos específicos, como lo que se conoce como “pensión sanatorial”. Por eso, para evitar problemas, otro consejo es contratar la asistencia por unos días adicionales. “Hay que estar con las ‘antenas bien abiertas’ y asesorados, porque es un producto indispensable para salidas al exterior y también a nivel nacional”, dijo Novick.
Hoy se encuentran paquetes más flexibles: hay opciones por períodos de 30 o 60 días. También planes anuales, que, comentó Puddu, muchas veces cuestan lo mismo que los del viaje único, y se justifica para quienes circulan con frecuencia. Y pese a que antes varias tarjetas de crédito incluían estas prestaciones, hoy los casos son excepcionales y dependen de los bancos, por lo que resulta esencial chequear de antemano qué contemplan, para complementarlo con una cobertura más completa.
“Cada asistencia es individual, con las tarjetas de crédito se incluyen cada vez menos, y con condiciones más complicadas, como haber comprado el viaje con esa tarjeta”, agregó Gurfinkiel, quien también planteó que en todos los paquetes que ofrece su plataforma estos suelen venir integrados.
Algunos de los valores orientativos para este verano, que contemplan viajes de siete días, son:
En Despegar, con destino a Europa, del 12 al 19 de enero, las opciones son “Asistencia Plata” a $43.009, “Asistencia Oro”, $54.935 y “Asistencia Diamante”, $72.823 por persona. Los mismos costos se aplican para Estados Unidos, del 19 al 26 de enero.
Para América Latina, del 9 al 16 de febrero, “Asistencia Plata” a $45.059, “Asistencia Oro”, $56.985 y “Asistencia Diamante”, $74.873 por persona.
Para las mismas fechas y localidades, en Turismocity los precios se mantienen, según puede verse en su página web, según el tipo de paquete: el básico, hoy con descuento del 50%, se encuentra a $49.752, “Classy”, $58.044, “Ideal”, $66.336 y “Experto”, $70.482.
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