CÓRDOBA.- El lugar fue el mismo, Boulevard Illia y Chacabuco, en pleno centro de la ciudad, aunque del otro lado de la calzada. También fue prácticamente a la misma hora. Otra vez, también, fue un milagro que no hubiese muertos.
Esta vez, un colectivo urbano de la empresa ERSA –pero que presta servicios para Tamse– chocó violentamente contra un kiosco y atropelló a dos mujeres que cruzaban la calle. Fueron asistidas por el servicio de emergencias, que comprobó que habían sufrido traumatismos y lesiones leves.
Hace dos meses y medio, en la misma esquina, pero de la otra mano, comenzó la carrera de un vehículo que provocó un choque múltiple en el que embistió cinco autos, dos motos y atropelló a 15 peatones, dos de los cuales sufrieron heridas graves. Una de las lesionadas perdió una pierna.
Los testimonios de quienes estaban en la zona coinciden en que este jueves el colectivo realizó unos cien metros sin nadie en su interior, ya que el chofer se había bajado para hablar con un colega porque, aparentemente, la unidad tenía problemas con los frenos.
Las dos mujeres heridas tienen 50 y 75 años y sufrieron heridas leves. Primero se las asistió en el lugar y el mismo servicio de emergencias las trasladó a un centro de salud, donde continuarán la recuperación.
Desde la Municipalidad de Córdoba precisaron que el ómnibus que presta servicio en la línea 23 “sufrió un desperfecto mecánico y el conductor se detuvo en Chacabuco e Illia, donde hizo descender a todo el pasaje. En ese momento falló el freno de mano o el dispositivo para mantener fijo el ómnibus, con lo cual se empezó a mover, cruzó y embistió a estas dos personas que estaban en la acera del quiosco”.
Algunos pasajeros que venían en el colectivo contaron a los medios que unas cinco cuadras antes del incidente –a la altura de la Plaza España– sonó una alarma y el chofer dejó de levantar usuarios e hizo bajar, un poco antes de la esquina del siniestro, a la gente que llevaba.
Hace dos meses
El 12 de septiembre pasado, Cristian Pacha, de 68 años, perdió el control de su auto en plena avenida y atropelló a 35 peatones. De milagro no hubo que lamentar fallecidos. Él sigue preso en la cárcel de Bouwer. Había quedado en libertad y días después del siniestro volvió a ser detenido.
El fiscal Ernesto de Aragón dio la orden al comprobar que en febrero de este año, cuando tramitó la renovación del registro de conducir –que finalmente le extendieron hasta 2029– omitió informar que padecía una patología neurológica que le producía eventuales descompensaciones y desmayos, motivo por el cual los médicos le habrían indicado que se abstuviera de manejar autos.
La Fiscalía hizo un cambio de calificación y ampliación de los delitos que se le atribuían, por lo que le imputaron los delitos de lesiones gravísimas, lesiones graves y falsedad ideológica en concurso material.
Hace diez días, el miércoles 13, María Andrea Larcher, la estudiante de 20 años oriunda de Catamarca que fue la herida de más gravedad, recibió el alta después de haber pasado dos meses internada en el Hospital de Urgencias. Debieron amputarle la pierna derecha y realizarle diversas intervenciones quirúrgicas.
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