3, septiembre, 2025
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Messi y un viaje a la primera vez

Thiago Messi tiene 12 años. Su papá Lionel, que el 24 de junio cumplió 38, tenía solo seis más que él cuando jugó su primer partido con la Selección Mayor en Argentina. Aquella noche inolvidable, había llegado, por fin, para el astro rosarino.

Después del amistoso ante un seleccionado paraguayo sub-20 que permitió que Argentina lo fichara entre sus filas para que Messi ya no pudiera jugar con ninguna otra camiseta nacional que no fuera la celeste y blanca, después de consagrarse campeón en el Mundial sub-20 en Países Bajos (su primer título con la Selección), después de su debut en un amistoso con la Mayor ante Hungría –fue victoria 2 a 1, recibió su primer pase de parte de Lionel Scaloni, quien sería su entrenador en la anhelada conquista de Qatar 2022, y lo echaron antes del minuto de su ingreso por un supuesto codazo–, después de su estreno oficial por los puntos entrando desde el banco ante Paraguay por las Eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo de 2006. Tras esa ráfaga intensa y fugaz de su biografía, había llegado un día inolvidable para toda una Argentina que vería, por primera vez delante de sus ojos y con el primer seleccionado nacional, al futbolista que deslumbraría al planeta con su zurda mágica: sería, también, la persona elegida para comandar sus ilusiones de volver a ganar un Mundial. Un día soñado, muy especialmente, por su familia y por el propio Messi, quien a los 13 años y persiguiendo su sueño con el fútbol, había dejado su país… Sin olvidarlo jamás.

Messi, quien anunció hace una semana que el de este jueves será su último partido con la Selección en Argentina por las Eliminatorias, se aventuró aquel día en su primera vez como titular con la Mayor. El domingo nueve de octubre de 2005 saltó al campo del Monumental con la camiseta 19 y una cara dibujada de ilusiones y, todavía, de pícara niñez. Grandes protagonistas de la historia del fútbol nacional lo acompañaron a lucir la casaca albiceleste en esa jornada tan especial y, hoy, 13 de esos 18 convocados por José Pekerman siguen guiando en el deporte más popular desde otro lugar: tres son parte del cuerpo técnico campeón del mundo (Roberto Ayala, Walter Samuel y Pablo Aimar), seis son directores técnicos actualmente (Gabriel Milito, el ‘Kily’ González, Hernán Crespo, Carlos Tevez, Sebastián Battaglia y Martín Demichelis), otros tres son entrenadores asistentes (Fabricio Coloccini, Lucho González y Leo Franco) y uno es el presidente de Boca (Juan Román Riquelme).

Aunque en el primer tiempo fue protagonista, el segundo traería lo mejor de Messi. A los 73, se animó con un remate que se fue lejos y, solo un minuto después, se asoció con Riquelme y sacó un disparo fuerte entre dos defensores, que tenía destino de arco pero se desvió. En la acción siguiente, a los 76, Riquelme probó de media distancia, el arquero dio rebote y enseguida tuvo que derribar a Messi para frenar su camino al arco con la pelota controlada. Penal clarísimo que el futuro presidente xeneize convirtió en gol. Ucronía messiánica: si el rosarino hubiera pateado y convertido, habría marcado ese mismo día el primero de su 112 gritos con la Mayor, esos que lo erigen como el máximo goleador histórico de la Selección.

Apenas un cuarto de hora después, Messi inició el 2-0. El crack de entonces 18 años arrancó una linda jugada por derecha que trianguló con Tévez y Mario Santana y terminó con el defensor peruano Luis Guadalupe mandándola en contra de su propio arco para sellar el marcador definitivo. El entonces jugador del Barcelona se abrazaba con sus compañeros en el festejo del último gol del partido.

Página/12 hizo una exhaustiva cobertura de aquella noche histórica. El periodista Facundo Martínez destacó en su emotiva crónica los “buenos piques de Messi que, aunque en estado embrionario, hicieron recordar a Maradona jugador”. Por su parte, una producción de Ariel Greco detalló: “Messi no defraudó. No sintió ningún tipo de presión y exhibió las cualidades que lo distinguen, con un pique corto indescifrable para los defensores. Cada vez que se animó a encarar, lo hizo con valentía y se expuso a los golpes de los adversarios”. Finalmente, el comentario del partido estuvo a cargo de Juan José Panno, quien calificó a Messi y a “su gambeta endiablada” con un 7, el máximo puntaje de la Selección compartido aquel día con Riquelme, y auguró el desenlace de la historia del rosarino con la camiseta Albiceleste. “Un triunfo que no hará historia –reflexionó–. No quedó mucho para el recuerdo. Apenas el mojón de la entrada como titular de Messi. El kilómetro cero del camino de la consagración definitiva”.

Argentina recibirá este jueves a Venezuela en el mismo escenario que hace casi 20 años cobijó el primer juego como titular de quien sería su tercer capitán campeón del mundo. Messi disputará allí su encuentro 194º con la Selección Mayor, esa con la que el azar quiso que cumpliera el partido número mil de su gloriosa carrera profesional, ganadora de 46 títulos. Dijo Messi el máximo goleador nacional en Mundiales (13 gritos), Messi el jugador con más presencias en la historia de las Copas del Mundo (26 partidos), Messi el arquitecto hacedor de maravillas con su zurda, y a la vez destructor con ella de incontables récords dorados del fútbol… Dijo Messi el hombre el mago el tenaz, que este puede ser su último baile en Argentina con la Selección. Con los ojos que se nos escapan, con la respiración que se entrecorta al verlo pisar nuestra tierra y el corazón que late veloz mientras da sus últimos pases, pasos, piques, vuelos y maravillas aquí, con el cuerpo todo estallando porque empieza a dibujarse su final en el fútbol, solo nos queda, a nosotros los privilegiados, un horizonte único: disfrutarlo una vez más, de cerquita, casi oliéndolo, casi oyéndolo respirar, casi devolviéndole una pared de gratitud imposible y torpe, pero eterna y conmovida.

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