23, julio, 2025
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Leandro Penna: de bañero de Marley a empresario de paltas y a vivir una gran historia de amor

Llegó de su Córdoba natal a los 18 años para cumplir su sueño de ser modelo y ganó popularidad como el “bañero de Marley” en el programa de entretenimientos El muro infernal. En 2014, Leandro Penna sintió que su lugar ya no estaba en la Argentina y se mudó a Chile, donde ya trabajaba desde hacía algunos años porque que había participado de los realities Amor a prueba, Volverías con tu ex y Doble tentación, que lo ganó. Así, los compromisos laborales hicieron que se quedara en Chile y hoy tiene una exportadora y dos distribuidoras, y las paltas que cosecha se venden en Europa, China, Corea y Japón.

En diálogo con LA NACION, Penna cuenta por qué elige vivir en Chile, cómo nació su emprendimiento y asegura que no abandonó la televisión y que pronto va a volver. Además abre su corazón y habla de su historia de amor con la modelo brasileña Talita Politta, con quien está desde hace ocho años.

Leandro Penna junto a las paltas que exporta al mundoGentileza

-¿Cómo terminaste vendiendo paltas?

-En pandemia estaba en la Argentina haciendo Corte y confección y ante la posibilidad de los cierres de fronteras, cambié el pasaje y volví justo a tiempo. Todo empezó cuando acepté hacer el Bailando por un sueño de Chile, y como soy muy malo bailando, pensé que no podía condenar al fracaso a los chicos que necesitaban ese sueño. Así que prometí cumplirlo más allá de ganar o no.

-¿Qué pasó?

-Me eliminaron en la primera gala, igual que en la Argentina. Y cumplí en los dos países: en la Argentina el sueño era construir un colegio para chicos autistas en Alta Gracia, Córdoba, y en Chile, fue un contenedor para que los chicos de la calle rehabilitados de las drogas guardaran sus herramientas de trabajo. Entonces llamé a un amigo que me donó el contenedor y adentro les pusimos frutas, bananas, mandarinas y paltas.

-¿Así llegaste al mundo de las paltas?

-Sí, como mi amigo quedó contento porque salió en televisión, me propuso que me llevara cien kilos de palta para vender. Primero no me entusiasmó porque no sabía nada de paltas, pero me los cargó en el auto. Camino a casa pasé por una verdulería, le propuse comprarme 50 kilos y aceptó, y los otros 50 los vendí en otra verdulería. Al otro día le dije que lo había vendido y me dio 200 kilos más.

-En plena pandemia…

-Sí, en julio de 2020, y no había nada que hacer; era quedarme en casa aburrido o salir a vender y siempre fui muy inquieto. Fue la primera vez en mi vida que tuve tiempo de hacer algo para mí. Otro día busqué 200 kilos más y a la semana siguiente ya aparecí con un camioncito, y no paré. Un amigo me prestó la cochera de su casa para guardar las paltas, y al mes tuve un galpón propio y armé la oficina. Seguí creciendo y hoy tengo 24 camiones grandes de reparto, cien empleados, y mis paltas llegan a todo Chile y este año voy a empezar a exportar a la Argentina. Además exporto a Europa, China, Corea y Japón. Tengo una exportadora y dos distribuidoras.

-¿Dejaste de lado la tele?

-No, pero hace ya mucho que no participo de programas. Me llaman para hacer proyectos en la Argentina y Chile, pero la verdad es que se me complica porque tengo mucha responsabilidad con empleados y clientes. Hay mucha gente que depende de mí y no puedo jugar. Me llamaron para hacer MasterChef, pero hay que ir a grabar a Colombia y se me complica demasiado. Y me llamaron para otro reality también y tuve que decir que no. De todas maneras, me pone contento que me convoque porque habla bien de mí. Y seguro que voy a volver a hacer algo; oportunidades no me faltan.

Leandro Penna, sobre su empresa exportadora y distribuidora de paltas: “Me llaman para hacer TV en la Argentina y Chile, pero la verdad es que se me complica porque tengo mucha responsabilidad con empleados y clientes. Hay mucha gente que depende de mí y no puedo jugar”.Gentileza

-¿Fue de casualidad que descubriste esta veta empresarial o tenías otras experiencias?

-Mi familia es de campo, me crie ahí en Córdoba y la fruta me lleva otra vez a ese lugar, de alguna manera. Siempre fui de hacer negocios, de moverme. Un día empecé a sacar cuentas: si vendía las paltas a tanto, ganaba tanto… y me fue superando. Al principio dormía tres o cuatro horas porque durante los primeros seis meses no tuve empleados sino me comía el capital y yo prefería darle crédito a algunas personas que me pedían.

-¿Y qué pasó después?

-Con el tiempo me acomodé. Me levantaba a la madrugada e iba al campo a buscar la fruta, la preseleccionaba, salía con la palta madura para entregarla, volvía y me quedaba facturando lo que había vendido en el día. Y hoy le pongo la misma energía del primer día; no heredé nada y todo lo que tengo es gracias a mi esfuerzo y a los golpes también, porque así aprendés.

-Entonces nunca estudiaste negocios…

-No, la vida me enseñó. A los 3 años salía a vender fotos de mi papá que era político para comprar helado. En mi familia todos tienen que ver con la política relacionada a lo social: mi prima es intendenta de Despeñaderos; mi primo es presidente del club y mi abuelo fue el primer intendente de Despeñaderos. A los 8 años, yo era presidente de la cooperativa de mi escuela y para ayudar a mis compañeros a comprar útiles, hacía dulces con mi mamá y los vendía a los vecinos; me acuerdo de que iba a las verdulerías donde tiraban la fruta pasada y me la regalaban.

-Un buscavidas de chiquito…

-A los 12 años me hice un auto porque no me lo daban en casa. Lo terminé al año porque iba al Liceo Militar y solo trabajaba en el auto los fines de semana, así que me quedó un poco chico y lo cambié por cuatro perros y me puse un criadero. Vendí caballos también… Soy así. Me acuerdo de que en Londres me pidieron que hiciera un asado, pero había una parrilla a gas, dije que no, que yo lo hacía a leña y construí una.

“Hoy le pongo a mi negocio la misma energía del primer día; no heredé nada y todo lo que tengo es gracias a mi esfuerzo y a los golpes también, porque así aprendés”, dice Leandro PennaGentileza

-¿Extrañás?

-Si miro para atrás me doy cuenta de que toda mi vida es una locura. Me fui a Buenos Aires cuando terminé la escuela y con las ganas de cumplir mi sueño de ser modelo; mi familia me decía qué iba a hacer ahí. Pude llegar a hacer televisión, que es lo que más me gusta y me divierte. Trabajé con Marley, con Julián Weich, con Marcelo Tinelli. Estuve un año en Beijing, China, trabajando como modelo. Después me fui a Miami y conocí a mi exnovia Katie Price, en una fiesta de Elton John en Los Ángeles, nos fuimos a vivir a Londres. Jugué al polo con el Príncipe Harry, conocí a grandes empresarios que me ayudaron a entender cómo hay que hacer las cosas.

-Y después volviste a Buenos Aires… ¿no?

-Sí, volví a Buenos Aires y tuve oportunidades de trabajo, pero no me sentía cómodo en la Argentina por la situación política y económica. Ya había vivido en otros países y veía cómo se comportaban, por eso me parecía absurdo pedir permiso para comprar dólares y poder viajar, por ejemplo. Vi la alternativa de vivir en Chile y acá estoy, pero viajo todo el tiempo a Buenos Aires y a Córdoba, donde tengo un campo y vive mi familia y mi hija Sofía, que ya tiene 17 años.

Desde hace ocho años, Leandro Penna está de novio con la modelo brasileña Talita PolittaGentileza

-Estás en pareja con una modelo brasileña, ¿cómo nació esa historia de amor?

-Estoy en pareja hace ocho años, con Talita, que también hace tiempo vive en Santiago. Nos conocimos en el cumpleaños de un amigo y me encandiló… Estuve un año insistiendo para que acepte una salida hasta que planeamos un viaje a la nieve y arrancó la relación. El aprendizaje que me dejó es que hay que ser perseverantes [risas]. Enseguida nos fuimos a vivir juntos. Me encantaría ser papá otra vez porque la primera era muy joven. Veremos…

-Tu vida parece tener un signo de pregunta constante…

-Mi vida es así. Me pasaron cosas muy locas. En China trabajé para una empresa de minería y estuve tres años tratando de llevar inversiones a la Argentina de China, Australia e Inglaterra. Un día me pidieron una coima y no hubo forma, así que mi trabajo de tres años quedó en la nada. En ese momento me di cuenta de que yo no quería eso para mi vida, terminé el proyecto de televisión que estaba haciendo y me fui de la Argentina.

-Para muchos seguís siendo el bañero de Marley…

-La gente me lo sigue diciendo, aunque pasaron 15 años ya. Me dicen que les gustaba mi forma de ser y eso es lo más bonito, que me recuerden. Creo que gusta que sea auténtico. Puedo jugar al polo con el Príncipe Harry y trabajar en el barrio también, y no soy menos por eso.

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