La recuperación del lagarto terrestre de Sombrero (Pholidoscelis corvinus) se ha convertido en un ejemplo emblemático de cómo la intervención humana dirigida puede salvar especies al borde de la extinción. Este reptil, exclusivo de la pequeña isla caribeña de Sombrero, ha pasado de tener menos de 100 individuos en 2018 a superar los 1,600 en 2024 según una encuesta publicada el pasado miércoles 18 de diciembre. Este notable incremento, fruto de esfuerzos intensos y coordinados de conservación, fue documentado en un estudio reciente que pone en valor la importancia de proteger ecosistemas únicos y vulnerables.
El lagarto terrestre de Sombrero es una especie endémica de la isla que le da su nombre. Este pequeño reptil se caracteriza por sus escamas negras y azules, que lo convierten en un ejemplo estéticamente llamativo de la biodiversidad del Caribe. Su dieta se compone principalmente de huevos de aves que anidan en el suelo, maíz y otras plantas, adaptándose a los recursos limitados que ofrece su hábitat insular. Su presencia en la isla no solo es un indicador de la salud del ecosistema, sino que también desempeña un papel crucial en funciones ecológicas como la dispersión de semillas y la polinización.
Con tan solo 380405 metros cuadrados de extensión, la isla Sombrero, situada a 55 kilómetros de la costa de Anguila, alberga una diversidad biológica excepcional. Clasificada como uno de los tres principales puntos críticos de biodiversidad del mundo, su ecosistema único es hogar de especies endémicas como la abeja de la Isla Sombrero, un geco pigmeo aún sin nombre, y el escorpión de viento de la Isla Sombrero. Además, la isla es una importante área para aves marinas, albergando grandes colonias que dependen de su hábitat relativamente aislado y sin perturbaciones. Esta riqueza biológica destaca la relevancia global de Sombrero como un sitio prioritario para la conservación.
El ecosistema de la isla Sombrero ha enfrentado amenazas devastadoras durante décadas. La extracción de fosfatos a finales del siglo XIX y principios del XX resultó en una deforestación extensiva que alteró drásticamente el paisaje. La introducción de ratones invasores añadió presión a la fauna nativa, compitiendo por recursos y depredando huevos de aves y otras especies vulnerables. Adicionalmente, los huracanes y las mareas tormentosas han impactado fuertemente en la estabilidad del ecosistema, mientras que el cambio climático ha intensificado los periodos de sequía y las temperaturas extremas. Estas presiones combinadas dejaron al lagarto terrestre de Sombrero al borde del colapso, con una población estimada de entre 396 y 461 individuos en un estudio de 1999.
En 2021, comenzó un ambicioso programa de conservación liderado por el Anguilla National Trust en colaboración con Fauna & Flora y Re:wild. Los objetivos eran claros: eliminar las amenazas inmediatas al hábitat y garantizar la recuperación sostenible de la biodiversidad en la isla. Las principales acciones incluyeron:
- Erradicación de especies invasoras: la eliminación de los ratones, responsables de alterar el equilibrio ecológico, fue un paso crítico para reducir la presión sobre las especies nativas.
- Reforestación con flora autóctona: la reintroducción de plantas como la uva marina, la alubia marina y la tuna ha revitalizado el hábitat del lagarto, proporcionando refugio, alimento y un entorno propicio para la regeneración.
- Monitoreo constante: la vigilancia de la isla asegura que nuevas amenazas, como la reintroducción de especies invasoras, puedan ser detectadas y controladas rápidamente.
Estas medidas no solo han impulsado el crecimiento de la población del lagarto terrestre, sino que también han creado un ecosistema más saludable y resiliente para todas las especies que habitan la isla.
El impacto de los esfuerzos de conservación va más allá del aumento en la población del lagarto terrestre. La regeneración del ecosistema ha tenido efectos en cascada. Las plantas autóctonas muestran un crecimiento saludable, lo que a su vez atrae insectos polinizadores y aves que dispersan semillas. Este ciclo natural fortalece la biodiversidad insular y asegura la sostenibilidad del hábitat. Además, el éxito del lagarto terrestre de Sombrero sirve como un recordatorio de que las intervenciones bien planificadas pueden revertir décadas de daño ecológico.
Farah Mukhida, directora del Anguilla National Trust, destacó en una entrevista con Popular Science la resiliencia del lagarto, afirmando que su capacidad para sobrevivir a décadas de extracción minera, introducción de especies invasoras y condiciones climáticas adversas es “absolutamente asombrosa”. Este éxito es un testimonio de la importancia de preservar los ecosistemas aislados y vulnerables.
A pesar de los avances, los expertos enfatizan que la recuperación es solo el comienzo. Sombrero enfrenta amenazas persistentes debido al cambio climático, incluidas tormentas más frecuentes e intensas, temperaturas más altas y periodos de sequía prolongados. Además, la isla requiere un manejo continuo para evitar la reintroducción de especies invasoras y garantizar la sostenibilidad de las poblaciones de flora y fauna.
El equipo de conservación planea seguir reintroduciendo flora y fauna nativa, así como mantener reservas de suelo y semillas que permitan una regeneración constante. Estas intervenciones son esenciales para preservar los logros alcanzados y asegurar que Sombrero continúe siendo un refugio para la biodiversidad.
La recuperación del lagarto terrestre de Sombrero representa un triunfo no solo para esta especie en peligro crítico, sino también para los esfuerzos globales de conservación. Este caso demuestra que, con planificación estratégica, colaboración internacional y un enfoque adaptativo, es posible revertir el daño ambiental y proteger ecosistemas únicos. Sin embargo, también subraya la necesidad de un compromiso a largo plazo para abordar las amenazas globales, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Mientras la población del lagarto terrestre prospera y la isla muestra signos de regeneración, Sombrero se establece como un modelo de éxito para la conservación en islas pequeñas y vulnerables. Este logro refuerza la importancia de proteger no solo a las especies individuales, sino también a los hábitats que sostienen la vida en todas sus formas.