16, abril, 2025
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Cartas de lectores: Jueces de la Corte, amparo contra el FMI, jubilaciones

Jueces a la Corte

La designación de los dos jueces de la Corte Suprema a través de un decreto de necesi-dad y urgencia, cuando no había necesidad ni urgencia está ocasionando un debate innecesario por la continuidad del académico García Mansilla, a quien le tomó juramento la Corte. El máximo tribunal tendría que ponerse a la altura de su investidura y rechazar todas estas maniobras del Ejecutivo para saltearse los acuerdos que la sabia Constitución determina para los sanos equilibrios que reclama la república.

Catalina Albrecht

LE 2.333.291

Amparo contra el FMI

Como un “hecho nuevo” en un amparo colectivo interpuesto por un grupo de ciudadanos contra préstamos del FMI, el juez contencioso administrativo Martín Cormick, si bien rechazó el pedido de que se ordene al PE no firmar préstamo alguno y suspender el Decreto 179/25, acaba de ordenar al gobierno nacional producir el descargo en cinco días. Antes siquiera de que se concrete el préstamo, ya el Poder Judicial pretende inmiscuirse en actividades de otros poderes. Esto, que atenta contra de la división de poderes, es posible por la irregular extensión que artículo 43 de la reforma constitucional de 1994 dio al procedimiento de amparo. En mi estudio “Exceso de Justicia” (https://www.saij.gob.ar/DACF240052) demuestro que tal modificación es inconstitucional (la Corte Suprema, en el caso Fayt, declaró inconstitucional una cláusula de la reforma de la Constitución). Es que la Convención se extralimitó al aceptar los amparos por inconstitucionalidad, prohibidos en aquel tiempo, por la restricción de los art 3º. y 6 de la Ley de convocatoria a la convención constituyente que, como sanción, preveían la nulidad de lo que se excediera.

Horacio M. Lynch

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Jubilaciones

El Dr. Horacio Garcia Prieto manifiesta en su carta del 2 de abril que las bajas e injustificadas jubilaciones, para los que hemos aportado muchísimo, se explican por la incidencia del peso de las prestaciones previsionales, que llegan al 50% del total del gasto público, así como el extraordinario incremento de beneficiarios, por parte de un Estado que las otorgó a troche y moche, a gente que no aportó, o lo hizo mínimamente. Quiero aportar una idea respecto de este último aspecto, proponiendo que el Estado dé distinto tratamiento a los futuros incrementos de los que aportaron, significativamente mayores de los que otorgue a los que consiguieron el beneficio como un regalo, más o menos. Ello sería respetar el principio constitucional de igualdad.

Patricio A. Navarro

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Un héroe olvidado

El 2 de abril recordamos la gesta de Malvinas. Recibieron un justo homenaje los militares de todas las jerarquías que se batieron heroicamente desde sus puestos de combate o donde les tocara actuar. Cómo no recordar a la primera víctima, el capitán Giachino, a Seineldín y a sus comandos, y a todos los que defendieron a nuestra patria aunque sus nombres permanezcan en el anonimato, salvo para sus familia-res y amigos. Pero a mi juicio hay un héroe que no ha tenido el reconocimiento que merece como protagonista en la causa de Malvinas. Me refiero al almirante Carlos Busser, quien dirigiera el desembarco del 2 de abril, con quien tuve el privilegio de trabajar varios años después, estando ya retirado, y la dicha de poder conversar con él en numerosas oportunidades, de ser confidente en muchas anécdotas de su vida, incluido el heroico desembarco en las islas irredentas. Siempre con una humildad ejemplar. Siempre elogiando y ponderan-do a sus subordinados y a quienes estuvieron cerca suyo en la epopeya. Jamás lo escuché vanagloriarse en lo personal de nada de lo realizado. Se me eriza la piel cuando me confesó que se despidió el 30 de marzo de 1982 de su cónyuge, en el más sigiloso silencio acerca de lo que se avecinaba, y con la convicción de que era muy probable no volver a verla. Como viene sucediendo en nuestra querida Patria, murió en prisión domiciliaria, en un modesto departamento en la cuadra de la Iglesia de las Victorias, donde aparecía de incógnito para recibir a Jesús Sacramentado en la Eucaristía y volver a su rutina de detenido. No puedo olvidar la última conversación que tuve tiempo después de su arresto, y ante mi pregunta ingenua: “¿Como quiere que me vaya? Prisión domiciliaria por una causa en la que ni siquiera estuve en el lugar, y viendo morir a mi querida mujer que está con el mal de Alzheimer”.

Almirante Busser: sigo rezando por usted.

César González Guerrico

DNI 11.675.918

Ciclistas por la vereda

En Buenos Aires, como en otras grandes ciudades, y fundalmente por costumbres nacidas en la pandemia, la proliferación de ciclistas que trabajan para las aplicaciones de delivery han transformado el simple caminar por las veredas en una actividad de alto riesgo. Ciclistas a notable velocidad utilizan las veredas poniendo en peligro a los peatones, muy especialmente a los mayores, niños y también a sus mas-cotas. Los incidentes con ciclistas vs. peatones se multiplican día tras día pero nadie busca una solución. Existen normas que prohíben la circulación de bicicletas por las veredas, ¿pero acaso alguien sabe de alguna multa o condena que se haya concretado? La respuesta es no. Tal vez el cumplimiento de esa prohibición no atraiga votos. Tal vez no exista jurisprudencia suficiente. Tal vez algún tecnócrata sensible privilegie la saludable y anticontaminante costumbre de pedalear. La cuestión es que los ciclistas, y no solamente los que hacen delivery sino muchos de nuestros propios vecinos, han decidido tomar las veredas. Propongo mientras tanto una medida simple y efectiva. En primer lugar que los agentes de tránsito registren estos episodios que hoy ignoran y que las sanciones recaigan en las dos o tres empresas de delivery que cometen este tipo de faltas, en gran parte responsables del vértigo demencial de muchos de sus “riders”, al incentivarlos con mayores ganancias mientras más rápido entreguen sus pedidos.

No hace tanto concurrí a una reunión sobre seguridad convocada por el gobierno porteño. La respuesta que obtuve por el tema fue: “es una cuestión cultural”, y que debía pasar por la Legislatura. Mientras tanto, ¿quién detendrá el peligro de los ciclistas?

Roberto Volperson

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