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“Ahí va la última”: a 37 años de la muerte de Luca Prodan

El cantante de Sumo falleció el 22 de diciembre de 1987. Dos días antes, en su último show, dejó unas palabras premonitorias.

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El final de Luca Prodan, líder de Sumo y figura principal del rock nacional durante la década de 1980.

Sumo fue una de las bandas más importantes del rock argentino. Fundado por un italiano de clase alta que se vino a vivir a Argentina, el grupo definió un estilo único que combinaba rock, reggae, ska y punk. Por su parte, Luca Prodan había marcado una impronta en cuanto a estilo. Desfachatado y carismático, cantaba canciones tanto en español como en inglés, una sorpresa para el público local.

El 20 de diciembre de 1987, Sumo daba su último concierto y ni sus integrantes lo sabían. Fue en una fecha en el Club Atlético Los Andes, en Lomas de Zamora, que compartió junto a Los Violadores. Pil Trafa, líder de esta última banda, expresó sobre aquella vez: “Lo vi muy delgado, muy demacrado. Estaba amarillo”. Prodan, irreverente a su estilo, repasó junto a la banda el gran repertorio que ostentaban, haciendo énfasis en su último trabajo, “After Chabón”.

Pero fue sobre el final que sucedió algo increíble. El líder de Sumo anunció una interpretación de “Fuck You” y avisó: “Ahí va la última”. La frase pasó desapercibida hasta 48 horas después, cuando se encontró a Prodan muerto en su habitación de San Telmo.

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Gentileza de Wikimedia Commons

Adicciones, una lucha interna y el trágico final

Tenía 34 años cuando falleció. Si bien se conocía que su estado no era el mejor –su cuadro de cirrosis hepática había avanzado a una velocidad irreversible-, la noticia fue una gran sorpresa, principalmente porque pensaron que Prodan era un ser inmortal.

Aunque combatía contra sus propios demonios. Padecía la muerte de su hermana Claudia, quien se suicidó inhalando gas después de inyectarse heroína, vivía apesadumbrado y con frialdad. Aún recordaba como su padre lo había mandado a ese interinato en el Reino Unido del cual finalmente se escapó.

Pero nunca pudo escapar de él mismo ni de su personaje. Aquel Prodan que vivía en la calle Alsina 451 y a quien te podías encontrar en un bar tomando una ginebra terminó perdiendo su lucha interna.

La historia de su fallecimiento sigue siendo desconocida. Se barajan teorías, como una sobredosis de heroína (Prodan era adicto), y no se sabe a ciencia cierta quién estaba en la habitación con él. Lo único concreto fue que lo encontraron con una sonrisa dibujada en ese rostro desmejorado, la imagen final de una de las figuras más enigmáticas de la música argentina.

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