25, diciembre, 2024
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Gerardo Werthein viaja en avión privado, pero en Cancillería dicen que “se los paga de su bolsillo”

Gerardo Werthein es el ministro más rico del gabinete de Javier Milei. Desde que asumió la función pública se moviliza en vuelos privados, algo que se evidenció ya como canciller cuando al menos viajó a Montevideo por una nueva sesión del Mercosur y a Río de Janeiro, en ocasión de la Cumbre de Líderes del G20. Si bien asegura que todos los gastos corren de su bolsillo, ex funcionarios consultados advierten que esta modalidad resultaría inconveniente por el riesgo de quedar involucrado en eventuales sospechas de dádivas o conflictos de interés.

El canciller utiliza para sus giras un Gulfstream matrícula LV-KLB de la empresa Pacific Ocean cuyo alquiler, según fuentes del sector aeronáutico, cuesta al menos US$ 12 mil dólares la hora. El uso de chárters privados alertó a fuentes castrenses que han visto a la aeronave “estacionar” un día antes de la partida en la pista del Area Militar de Aeroparque (AMA), prevista para la flota área presidencial. “Lo autoriza Cancillería“, alertó una fuente militar consultada que dijo que Werthein perfectamente podría utilizar para sus travesías un Beechcraft B-200 de la Fuerza Aérea.

El uso abusivo de la pista oficial de la ex BAMA desencadenó en abril pasado una denuncia en la justicia contra una ex funcionaria de Secretaría General por “alquilar” presuntamente a dos chárters privados el sector Sur del Aeroparque metropolitano.

El charter privado que utiliza Werthein para trasladarse y que paga de su bolsillo.

Según pudo constatar este diario, Werthein utilizó dicha aeronave privada el 5 de diciembre para viajar a Montevideo para asistir a una cumbre del Mercosur y el 17 de noviembre para enlazar Aeroparque con Río de Janeiro, donde se celebró el tramó final del G20. Pero, al parecer, el funcionario realizó otras travesías en el mismo chárter.

Como sea, en el entorno del funcionario argumentaron que todo el gasto corre por su cuenta. Remarcaron que desde que fue designado embajador en Estados Unidos hasta el presente “jamás viajo en ningún avión del Estado como tampoco le cobró un pasaje al Estado o le pasó un gasto. Todos sus gastos sin excepción corrieron por su cuenta”.

Pero el funcionario sí viajó junto a Javier Milei en una gira que el mandatario realizó por Estados Unidos cuando ambos coincidieron en un chárter que los trasladó desde Miami hasta la planta Tesla, en Texas, del magnate Elon Musk. Pero más allá de algún que otro viaje en común, cerca del canciller indicaron que “no utiliza auto del Estado, se paga los hoteles y las comidas sin excepción”.

Aunque estimule con esta acción una idea de austeridad en el uso de recursos públicos, ex funcionarios sostienen que el ministro de Relaciones Exteriores podría contravenir normativas referentes a al integridad. “No es normal pagar de tu bolsillo. Y siempre va a estar el riesgo de incurrir en eventuales casos de dádivas o conflictos de interés porque hay terceros involucrados. No es un tema de ahorro porque esta situación podría tener un costo más alto para el Estado”, explicó una calificada fuente consultada. “Cuando entras como funcionario te deshaces de los privilegios”, abundó.

En tanto, otro ex funcionario consideró que cuando se ingresa al Estado “no podés pagarte los gastos, ya que eso es considerado dádiva. Incluso cuando viajas en comisión lo tenes que hacer con los viáticos establecidos por ley”.

Desde hace meses el Presidente debe también alquilar vuelos privados para sus giras al exterior por encontrarse el ARG-01 en reparación en un taller de Miami. Fuentes oficiales estimaron que la aeronave volvería a la Argentina entre el viernes y el lunes próximo. Es decir, estará disponible para cuando en enero el mandatario viaje a Suiza para el Foro Económico de Davos.

La polémica con Werthein surgió justo cuando en el Ejecutivo bajaron una orden para ministros y funcionarios de primera y segunda línea para garantizar la “austeridad” en las próximas vacaciones: deberán “validar” el destino de travesías con el objeto que no haya imágenes simbólicas de frivolidad.

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