25, diciembre, 2024
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Las definiciones de Johannes Kaiser, el libertario que asoma en la carrera presidencial chilena

Los primeros días de diciembre diversas encuestas consignaron la aparición de un nuevo actor en la carrera presidencial chilena: Johannes Kaiser (48), elegido diputado por el distrito 10 de Santiago en 2022 con más de 26 mil votos y fundador del Partido Nacional Libertario, se instaló cómodamente en el cuarto lugar por detrás de la alcaldesa Evelyn Matthei (UDI), la ex Presidenta Michelle Bachelet y el líder Republicano, Juan Antonio Kast, con un 8,1% (+5) de las preferencias según la encuestadora Pulso Ciudadano, mientras Panel Ciudadano y Cadem lo ubicaron en el quinto lugar con un 5% y un 4%, respectivamente.

Dichas cifran tensionaron a la derecha chilena, pero sobre todo al Partido Republicano que lo apoyó en su campaña a diputado y al que luego renunció “por una cuestión de convicciones”, cuando se negó a votar “A favor” en el fallido plebiscito constitucional de diciembre de 2023.

Y puesto que su ascenso en las encuestas coincide con la consistente caída del mandamás Republicano, por estos días algunos lo tildan como el “fantasma de Kast” -quien ya dijo que no irá a primarias con Chile Vamos (RN, UDI y Evópoli) y se presentará directo a primera vuelta en las presidenciales del próximo año-, e incluso el diputado Diego Schalper (RN) sostuvo que dicho partido se encontraba bajo el “síndrome de Kaiser”, mas preocupados de que “se vayan a desfondar vehementemente sus convicciones” que de llegar a acuerdos.

Y es que Kaiser es un hombre de convicciones profundas, las que expresa precisamente con vehemencia en su canal de Youtube, “El Nacional-Libertario”, a sus 136 mil suscriptores. Se declara paleolibertario, minarquista, socialmente conservador y partidario de la tenencia responsable de armas (su hermano, Leif, es el líder de la Asociación Chilena del Rifle).

Defensor de la dictadura de Augusto Pinochet, ha expresado en varias ocasiones su postura en contra de la inmigración descontrolada, el aborto, los derechos colectivos indígenas, la paridad de género en el Gobierno, el Partido Comunista y un largo etcétera. En conversación con Infobae, atribuye su ascenso a que “nos estamos acercando a los sectores populares con puro sentido común” y asegura que está dispuesto a sentarse a conversar, nuevamente, con Juan Antonio Kast.

-¿Qué piensa un paleolibertario y minarquista?

-Un minarquista es aquel que piensa que el Estado debe ser lo mas pequeño posible. Entiende que es una organización que se puede transformar en una amenaza -cosa que ha sucedido- para la vida y la libertad de sus ciudadanos. Es un monstruo que requiere que lo tengas a dieta y con cadenas fuertes, para que no se desate y provoque desastres para la gente. En lo económico ello implica una no intervención en la economía, que no se aumenten los impuestos de manera ilimitada y no hacerse cargo de funciones que puede asumir la sociedad civil.

-Chile tiene más de un millón de empleados públicos, según un estudio a febrero de 2024 de la Universidad San Sebastián.

-Exacto, de 6 millones de trabajadores en el sector formal, un millón lo hacen en el sector público. Eso significa que cada persona que trabaja en el sector privado -haciendo un ejercicio matemático burdo-, termina entregando el 20% de su sueldo para financiar un empleado público. Es casi como tener un hijo. Además se toman más licencias médicas, tienen más vacaciones y la gestión del Estado de Chile es deficiente e insatisfactoria. Nadie en este país está satisfecho con la gestión del Estado, que ha fracasado en todos los ámbitos.

-Ud ha dicho que no es parte de la clase política, sin embargo, es diputado…

-Ahí hay un tema de definición: ser político es una cosa, pero ser miembro de una casta política, aquellos que transversalmente empiezan a generar redes para beneficio propio a costa del Estado, es otra. No toda persona que ejerce un cargo público pertenece a esas redes de amiguisimo y protección. Yo puedo ser futbolista, pero no necesariamente parte de un equipo de fútbol.

-¿Se considera como un Milei chileno?

-No, eso sería como preguntarle a Milei si se considera el Reagan argentino. Lo que nosotros estamos proponiendo son ideas y principios que son mucho más antiguos que nosotros. El paloelibertarismo lo que hace es bajar a tierra lo que ya conocían los padres fundadores de Estado Unidos: que una sociedad requiere de una columna moral potente, pero que no es el Estado, ni menos los políticos, los llamados a determinar qué cosa es moral y qué cosa no. Una sociedad debe ser moral por sí misma, por su historia, por convicción, no porque fuerces a través del Estado una conducta determinada. Y toda conducta que se escape de los márgenes de lo moral tiene costos, y esos costos no se los puedes cargar a la sociedad completa. Responsabilidad individual. Entonces, el paleolibertario dice: usted tiene libertad de hacer lo que quiera, pero debe asumir su responsabilidad individual. Nosotros vamos a tratar de fortalecer, desde la sociedad civil, la estructura moral de la sociedad, porque a mayor autocontrol y mejor conducta de acuerdo a un código ético de la gente, tú necesitas menos represión estatal.

– ¿Representa a una derecha más extrema?

-Yo no sé qué significa extremo: nosotros no tenemos arsenales, no atacamos violentamente a nuestros adversarios políticos. La definición o la palabra “extremo” debiese utilizarse a aquellos que están dispuestos a utilizar la violencia para imponer su forma de ver las cosas. En ese sentido no creo que exista algo así como la “extrema derecha”. Lo llamaría una derecha más “consecuente”, o “fundamentalista” desde el punto de vista de los principios políticos.

-¿A qué atribuye su irrupción en las encuestas? Le está quitando electorado a Kast…

-No sé si eso es 100% así…en primer lugar, yo estoy apareciendo en las encuestas hace más de un año, los que pasa es que no siempre se estaban publicando.

-Hace un año no había carrera presidencial…

-Bueno, la primera encuesta que hizo algo de ruido fue una de Alberto Mayol, que me daba 12% de hecho. Y de ahí empiezan a aparecer otras que me están dejando mejor posicionado. ¿A qué lo atribuyo? Esencialmente a que el discurso que estoy defendiendo es un discurso que le está haciendo sentido a la gente. Nos estamos acercando a los sectores populares con puro sentido común. Y si ud. ve que en la última encuesta José Antonio Kast cae 2 puntos, pero yo crezco en 5 puntos, es decir, hay un desfase ahí y yo creo que estamos empezando a recoger mucho voto que tradicionalmente era de izquierda, por razones sociológicas, y que de la mano de este pésimo Gobierno que tenemos está entendiendo que los defraudaron, una vez más.

-Sin embargo, analista políticos como Germán Silva, de la Universidad Mayor, han dicho que si Republicanos actuara de manera inteligente, debería intentar un acuerdo con ud. También se lo ha tildado como el “fantasma de Kast”…

– Espero que no me hagan un exorcismo (ríe estentóreamente).

-Ahí sería el diablo de Kast…

-Nooo, el fantasma de Kast no, en la medida que uno pueda llegar a acuerdos programáticos siempre se puede conversar. El punto es que se cumplan a rajatabla esos acuerdos. Yo creo en el valor de la palabra empeñada. Los quiebres de contrato son muy complejos: nos ha pasado con el Gobierno, nos ha pasado con Chile Vamos, y espero que Republicanos haya aprendido de los eventos del último año. En ese sentido, encantado de sentarnos a conversar.

-¿Por qué se alejó del Partido Republicano? Renunció dos veces, la primera cuando fue criticado por ese video del 2018 en que puso en entredicho el derecho a voto femenino.

-La primera vez no se le achaco al Partido Republicano y mi decisión en ese momento de alejarme era lo mejor que podía hacer para ayudar a la candidatura de José Antonio Kast, que estaba en campaña presidencial. Sigo creyendo que habría sido mucho mejor presidente que el personaje que tenemos en este momento en La Moneda. Respecto del segundo tema, fue un tema ideológico: en el segundo proceso constitucional se redactó de la mano de Chile Vamos y Republicanos un texto que era claramente contrario a los principios que estaban en las mismas declaraciones de principios de eso partidos. Con mucho dolor terminé diciendo “no puedo apoyar esto”. No voy a apoyar los derechos colectivos indigenas, no voy a apoyar que los tratados internacionales estén al mismo nivel que nuestra Constitución, no voy a apoyar que se establezca el cambio de la matriz energética en la Constitución-que es un tema técnico-, no voy a apoyar que el Estado tenga que intervenir para asegurar la paridad de género, porque esos no son principios en los que nosotros creemos. Nosotros no creemos en la representación por colectivos. Y eso para lograr el apoyo de la centroizquierda que no llegó nunca, precisamente porque iba a ser “la Constitución de Kast y así él gana”. Así de primitivo fue su análisis. ¡Y gracias a Dios! Porque no sé qué habríamos hecho con tantos derechos sociales y colectivos y todo el resto de parafernalia y basura que le habían metido a ese texto constitucional.

-¿Qué otros escenarios ve posibles, teniendo en cuenta sus números?

-Uno es que efectivamente mi respaldo popular aumente lo suficiente como para ir directamente a primera vuelta. Pero para no hacer candidaturas testimoniales, uno debe tener una musculatura desarrollada. Porque los recursos son escasos y armar una campaña presidencial es oneroso. Especialmente cuando uno no pertenece a ese grupo de personas que tiene relaciones con el mundo económico, político y periodístico.

-Además, recién fundó su partido…

-Y eso siempre es bueno, porque la gente viene con entusiasmo. Y también está el escenario de competirle a Chile Vamos, lo cual se hace más complejo en la medida que le van cediendo más al Gobierno.

-Si la derecha lleva dos candidatos es bien difícil que uno gane…

-El número de candidatos no es relevante. Lo relevante es si hay unidad de propósito. No sirve de nada tener un solo candidato presidencial si no hay un proyecto político común. Ahí es donde la centroderecha se cae. No se generan las confianzas porque no se generan los acuerdos previos.

– ¿Apunta al votante descontento?

-Apunto a dar soluciones pragmáticas a problemas objetivos. Tenemos un problema con la inmigración masiva, y eso está afectando muy duramente a los sectores populares y tiene que ser corregido. En el plano económico tenemos casi un tercio de la población trabajando en la informalidad. Ningún sistema social es viable así.

-¿Cree que la crisis de seguridad que vive el país tiene directa relación con la inmigración?

-Definitivamente. La población inmigrante hoy en Chile representa el 8, 9% de la población total del país. Y eso es un aumento en 10 años. Brutal. Y representan el 14% de las personas que están detenidas en las cárceles. En el norte del país hasta el 50% de los presos son extranjeros. A fines de los años 90 habíamos terminado con los campamentos en Chile. Hoy día hay casi 700 mil personas sin techo sobre su cabeza. Son situaciones que se han desatado con este fenómeno. Al mismo tiempo, aumentamos los impuestos, hicimos inviable el crecimiento económico, estamos desde hace 10 años sin crecimiento en el país. ¿Cómo se supone que se iban a absorber sobre todo a aquellos que llegaron de Venezuela en la tercera oleada migratoria? ¿En una economía que no requiere más mano de obra no calificada? Mucha gente a la que le conviene esta situación tilda de xenófobos a los que somos críticos de esto, pero las cifras no mienten.

-¿Qué es lo primero que haría si fuera electo presidente?

– Apretar a Bolivia para que empiece a recibir a la gente que entra ilegalmente a Chile por el norte. Luego una auditoría externa del estado de las empresas públicas. Forense. Hay necesidades en todos los campos que tienen que ser respondidas por una nueva administración.

-Cuántos ministerios borraría?

-Por lo menos 13.

-¿Qué le parece la acusación de plagio que hicieron en redes sociales este jueves contra su hermano, Axel, por su último libro Parásitos mentales? El mismo autor, el libanés-canadiense, Gad Saad, posteó en X que “me he enterado de que alguien ha cometido un robo masivo de mi propiedad intelectual” acerca de su libro La mente parasitaria.

-(Se muestra sorprendido con la noticia) Me parece muy raro, porque Axel muchas veces ha dicho que su inspiración es la obra de Gaad. Plagio es cuando uno no cita la fuente y entiendo que este no es el caso.

– Ud. se ha declarado reaccionario y defiende la dictadura de Pinochet.

-Yo apoyo el Gobierno Militar y no tengo ningún problema con decir que el 11 de septiembre de 1973 fue absolutamente necesario para impedir que Chile se terminase transformando en un país totalitario o marxista-leninista.

-También hizo un documental sobre la familia de Miguel Krasnoff, militar condenado por delitos de lesa humanidad. ¿Qué representa su figura para ud?

-Yo hice un documental sobre su familia, su padre y abuelo que fueron cosacos de Lienz ejecutados por los estalinistas después de ser traicionados por los ingleses. Sería bueno que lo vieran. Hubo miles de cosacos que fueron entregados a Stalin y muchísimos murieron a manos del tirano soviético.

-¿Pero conoce a Miguel Krassnoff, lo ha ido a ver a la cárcel de Punta Peuco?

-Si, lo conozco, y creo que se la ha cometido un injusticia.

-Tiene más de 25 condenas ratificadas y está condenado a más de 1.000 años de cárcel….

-Sí, pero en Chile, con nuestro sistema judicial. Yo en el sistema judicial chileno no confío. El Poder Judicial chileno está altamente politizado, no aplica la ley vigente y muchos de los que se encuentran en Punta Peuco ni siquiera han visto al juez que los condenó. ¿Soldados conscriptos que tenían 17 años, condenados por haber manejado un camión? Cuántas veces dijeron que Krassnoff era miembro de la cúpula de la DINA. Pero era teniente, subteniente…a Krassnoff le han dado tan duro porque fue él quien dirigió la operación que terminó con la muerte de Miguel Enríquez, que murió en combate. Y él era el símbolo del MIR.

-¿Cuál sería su mensaje a las derechas de América Latina?

-Creo que tienen un problema serio de diagnóstico, no entienden lo que están enfrentando hoy. No es el marxismo-leninismo tradicional. Las amenazas a la libertad ahora vienen disfrazadas de progresismo. Y muchas veces incluso son impulsadas por gobiernos que se dicen de derecha. Mientras no exista una comprensión más profunda de ese fenómeno, las derechas latinoamericanas no van a a tener ninguna posibilidad de imponerse en el mediano y largo plazo.

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