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De la ‘guardia alta’ a la ‘decadencia’: Marcelo Gallardo y un largo recorrido de contrapuntos con la conducción del fútbol argentino

Inestabilidad. Angustia. Confusión. Incertidumbre. Desorganización. Crisis. Decadencia. Devaluación. Dudas. Miserias. Rosca. El diccionario de Marcelo Gallardo para definir el pasado reciente y la actualidad del fútbol argentino es muy variado. El director técnico de River ha sido siempre muy crítico con la estructura de la Asociación del Fútbol Argentino y cada año suma una declaración más a una batería de inquietudes y cuestionamientos. Los reglamentos, los formatos de torneo, los cambios sobre la marcha, los arbitrajes, la infraestructura, los campos de juego, la cuarentena… el Muñeco creó en 2018 la bandera de la “guardia alta”, pero no se quedó ahí. Siempre mantuvo su postura y expresó lo que pensaba. El domingo no fue la excepción: tras el 3-0 a Barracas Central, volvió a apuntar contra la AFA que comanda Claudio “Chiqui” Tapia y pidió “reglas más claras” en sus declaraciones con una clara bronca contra el cuerpo arbitral que encabezó Fernando Echenique.

Lo que me preocupa es que en el fútbol argentino, donde todo está sospechado, tenemos que ser más claros. Nos estamos acostumbrando a repetir ‘así es el fútbol argentino’ y no está bien. Tenemos que ayudar para que el espectáculo sea más ameno. Pero se requieren de mejores capacidades de todos. Hoy ni se respetó el tiempo de adición, se terminó el partido a los 45 minutos. Pero yo lo digo y mañana sigue el show. Y hasta te tildan de loco. Pero tengo que combatir las cosas que no me gustan y a mí me gusta que el fútbol argentino esté en evolución. Ahora no hay descensos. Las reglas tendrían que ser más claras”, dijo el Muñeco.

Su mirada siempre fue así. Crítica, áspera, incisiva. El técnico millonario sabe que forma parte, lo acepta, lo elige. Pero no esquiva su sentimiento y su visión. Y el paso del tiempo lo demuestra, con frases disruptivas en cada año. “Hay mucho temor a opinar. El cambio debe ser de todos. Yo tengo mi pensamiento y lo expreso. Después si decís algo te atacan. Pero no estoy diciendo nada que no se vea. Hay mucha hipocresía. Yo acepto y quiero ser parte del fútbol argentino. Me gusta mi país, lo vivo con intensidad, soy parte. Lo que pretendo es que intentemos tener las cosas más claras. No me gusta el lobby. Me gusta trabajar”, agregó ayer, en una conferencia más para la colección.

Su crítica no es aislada y comenzó antes de la asunción de Tapia en marzo de 2017. Ya en 2016, cuando se terminaba un año caótico con la Comisión Normalizadora en la AFA, el técnico de River declaró: “Vivimos en una sociedad que es muy dinámica, de mucha impaciencia, de mucha histeria, y el fútbol no está ajeno a eso. Más allá de que a nosotros nos haya ido muy bien en estos dos años y medio que llevo como entrenador, miro hacia los costados y veo que la situación en el fútbol argentino no es la mejor. Se van muchísimos entrenadores, veo la inestabilidad que hay en la estructura del fútbol argentino y lo que pasa en el día a día, cómo nos desarrollamos y cómo nos preparamos para jugar. Nuestro fútbol es una gran confusión muchas veces y te genera un poco de angustia”.

Meses más tarde, en enero de 2017, antes de la asunción de Claudio Tapia, continuó: “Nuestro fútbol es una problemática constante. Esa es una de las cosas que más me pesaba para decidir seguir en River. Es una organización de la desorganización y la incertidumbre genera incomodidad. Es una situación muy delicada. Tenemos que dejar intereses personales de lado, para sanear con gente idónea y capacitada nuestro fútbol. River es como un oasis”. Y en marzo, tras la demora del comienzo de los torneos por el paro de futbolistas debido a la enorme deuda de los clubes con los planteles, disparó fuerte: “La crisis tan profunda marca una tendencia que está a la vista y no nos hemos sentido protegidos. Estamos todos desprotegidos dentro del fútbol. Acá pasan cosas que las tomamos como normales. Pero llega un momento en el que toda la mierda sale para afuera y eso es lamentable. Lo que ha pasado últimamente ha sido asqueroso. Escuchar todo lo que decían (los dirigentes)… la verdad es que uno a veces quiere abstraerse de todo eso pero no puede. Ojalá que después de haber tocado fondo se pueda estar mejor”.

“Guardia alta”: la frase de 2018 que quedó en el recuerdo

Llegó enero de 2018 y la pretemporada en Estados Unidos dejó una de las frases más icónicas de todo su ciclo. Al ser consultado sobre las presencias de Mauricio Macri, expresidente de Boca, en la presidencia de la Nación; Chiqui Tapia, reconocido hincha de Boca en la conducción de la AFA; y Daniel Angelici, presidente del xeneize, en la cúpula de la AFA cuando River no formaba parte, sentenció: “Nos hace tener que estar con la guardia alta siempre. Yo debo enfocarme en lo mío”. No fue una declaración más, al punto tal que Gallardo dejó de dar entrevistas individuales con los medios de comunicación y sólo pasó a atender a la prensa en la conferencia o rueda de prensa antes o después de los partidos.

Más tarde, en junio de 2020, durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de COVID-19, el Muñeco volvió a la carga mientras no había una fecha de regreso a los entrenamientos pautada: “Hay mucho silencio porque debe haber un pacto entre los dirigentes de la AFA para mantener la sintonía. Ninguno quiere ir en contra de lo que dice el presidente. Yo hablo por mí, no por los demás, y trato de transmitir mi opinión. Estoy muy preocupado con lo que va a ser el futuro del fútbol argentino que va en decadencia. Me preocupa todo. Esto no es de ahora claramente. En los últimos años no se han respetado formatos, organizaciones, instituciones… se cambiaron sobre la marcha situaciones. Eso hace a la devaluación del fútbol argentino. Yo estoy preocupado”.

Más tarde, en noviembre, cuando el River Camp no fue habilitado para jugar mientras el Monumental cambiaba su campo de juego, volvió a la carga: “No debemos entrar en las estupideces de nuestro fútbol y las miserias políticas que incomodan. Las propias y las ajenas. En un fútbol argentino donde hay mucha rosca política y todos juegan a ver desde dónde se saca ventaja, hay que terminar con eso si queremos un campeonato serio. No tenemos solo que parecer serios, sino serlos. Me da pena por el fútbol argentino. Yo hace unos meses había remarcado que el fútbol argentino iba a entrar en decadencia total. Y sí, era así. Es un fútbol chato, donde no se juega por nada y no se ven partidos entretenidos. Todo lo que queremos ser, no lo somos. Hay ideas voladoras, sin sustentos y sin argumentos. Y estamos todos involucrados. Si queremos algo mejor, tenemos que ir por eso también. Me gustaría estar en un contexto mejor, pero me la banco porque sé dónde estoy y tengo que convivir. Pero no podría tirar la pelota para afuera, digo las cosas que pienso”.

“Padecer el fútbol” en 2021 y la bronca con el arbitraje en 2022

Aún sin público en las tribunas, en marzo de 2021 una vez más el Muñeco habló del estado “no saludable” del fútbol nacional: “No sé si este es el peor momento, pero hace rato que venimos padeciendo al fútbol argentino. Esto no es nuevo. Yo ya lo he comunicado, es mi opinión. Venimos bastante inestables en cuanto a todo”. Y agregó: “Si hablamos que en el medio tuvimos que vivir una pandemia mundial, algunos tienen la habilidad y la creatividad para ir hacia adelante y no estancarse y otros esperan que la cosa pase para ver qué es lo que queda. Yo soy de los que en las adversidades suele ir para adelante, pensando de qué manera podemos salir y teniendo inquietudes. Yo soy así, no puedo pedir que los demás sean igual. Cada uno opina de manera diferente. Pero el fútbol argentino ya viene hace un tiempo así, en un estado no saludable”.

En 2022, su último año del primer ciclo, tuvo un fuerte cruce con Nicolás Lamolina, en el Monumental, por una expulsión de Rodrigo Aliendro vía VAR: “Tené los huevos para echarme, pelotudo”, le gritó al árbitro. Y luego apuntó directamente contra Andrés Merlos tras el 3-0 de River sobre Barracas Central en 16vos de final de Copa Argentina: “La verdad que necesitábamos un partido así para recuperar confianza en nuestro juego y después de algunos golpes duros es preciso recuperarse rápido. Y también creo que el equipo hizo un buen partido pese al árbitro, Andrés Merlos”, dijo Gallardo en Villa Mercedes, y continuó: “Estos días que pasaron estaba como se me vio, porque mis actitudes a veces puedo controlarlas y otras no. Y cometo errores como todos, pero a veces la serenidad se me va porque es normal, lo vivo así. Después me corrijo porque sé el lugar que ocupo y donde estoy, Pero esto es fútbol y en un país como Argentina a veces es lógico perder la calma”.

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