8, agosto, 2025
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La diplomacia paralela de Milei: polémica por la foto de Fátima Florez con el embajador de España

La embajada argentina en España volvió a quedar bajo la lupa por el revuelo que generó la foto del embajador, Wenceslao Bunge Saravia, junto a la expareja de Javier Milei, Fátima Florez. En un contexto de ajuste en Cancillería, la imagen reavivó las críticas a lo que en voz baja y en algunos círculos diplomáticos ya denominan una “diplomacia paralela”: aquella que se aleja de los “lineamientos históricos” de la tradición argentina, marcada por gestos simbólicos, figuras externas al servicio exterior y un uso cada vez más personalista de la política exterior.

Desde que asumió el gobierno libertario, las directivas en política exterior salen exclusivamente de Casa Rosada de la mano de la secretaria de Presidencia, Karina Milei. El esquema verticalista se profundizó con el desembarco del empresario Gerardo Werthein como canciller, con la directiva de darle una impronta “más comercial” en función de la única postura oficial: el alineamiento con Estados Unidos e Israel.

Parte sustancial del armado se basa en la estricta política de “no filtraciones” y de perfil bajo, cumplida a rajatabla por todo aquel que quiere seguir en el gobierno. Sin embargo, en Madrid parece haber ocurrido lo contrario. Si bien el embajador Bunge suele publicar fotos con figuras del mundo empresarial, político o del deporte, la foto con la exnovia de Javier Milei publicada en la cuenta oficial de X generó ruido en Balcarce 50, usina de la política exterior comandada por la mano derecha y acompañante del Presidente en sus viajes internacionales. Especialmente una de ellas donde se veía a la comediante posando con las banderas argentina y española, en una suerte de visita oficial. En ese entorno, se sabe que la relación con Fátima no fue fluida, y la exposición pública de la actriz no siempre es leída con simpatía en el primer círculo presidencial.

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Fátima Florez y Wenceslao Bunge Saravia en Madrid.

El tejido diplomático libertario desde la Embajada de España

Pero la foto con Bunge Saravia no fue un hecho aislado, sino parte de un clima enrarecido dentro de la delegación argentina en la capital española, donde la embajada argentina se convirtió en un búnker de ideas libertarias for export. Recientemente quedó bajo escrutinio público por presuntas designaciones opacas, como el caso de Eva Carrasco, de nacionalidad española, incorporada a un cargo argentino en el Colegio Mayor Argentino en Madrid.

Su designación pasó por otros canales: fue Alejandro Nimo, agregado de Promoción de Inversiones y Comercio Internacional por Luis Caputo, quien dio la orden. El actual cónsul general “ad honorem” en Madrid se convirtió en una figura clave en el armado diplomático informal del mileísmo. Carrasco es profesora de la Universidad Complutense y lo llamativo es la parte personal: es esposa del tutor del máster de la Universidad Juan Carlos que cursaba Nimo, bajo la órbita del gurú de Milei, Jesús Huerta de Soto.

El caso fue denunciado a PERFIL por parte de su círculo académico. Tres personas se quejaron de que la “actitud corrupta” del funcionario argentino “desprestigiaría” el Máster dirigido por Huerta de Soto, poco tiempo después de que el economista español hubiera visitado a Milei en Casa Rosada. Según indicaron a PERFIL allegados al asunto, se cree que el Presidente no estaba al tanto de la designación, sino que, en cambio, se trató de una maniobra individual de Nimo para posicionarse en el entramado libertario.

Eva Carrasco (derecha), profesora de nacionalidad española designada para dirigir el Colegio Mayor Argentino, una institución a cargo de la embajada argentina.

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Nimo, un camaleón político que pasó por las filas del menemismo y del macrismo, fue designado por Alberto Fernández en la embajada de Madrid en 2023, sorprendiendo al entonces embajador Ricardo Alfonsín. Desde diciembre de 2023 se declaró fan de las Fuerzas del Cielo y abrazó las ideas de Milei. Ahora ocupa un rol estratégico bajo el nuevo gobierno, es considerado por algunos como “el operador estrella” del Presidente en España. Estudió en la Escuela Austriaca de la Universidad Rey Juan Carlos —a cargo de Huerta de Soto—, y su cercanía con el entorno presidencial fue clave para construir lo que fuentes diplomáticas definen como una suerte de “embajada paralela”. Una red tejida más por lealtades personales y afinidades ideológicas que por criterios de carrera o trayectoria diplomática.

El cargo fue otorgado antes de que Bunge se hiciera cargo de la Embajada (en mayo de este año). Empresario e inversor, sin pertenencia al servicio diplomático, vivió más de dos décadas en España y fue CEO de Credit Suisse en la región. Su nombramiento fue bien recibido en sectores empresariales con intereses bilaterales. En su entorno se menciona un vínculo con el empresario Hugo Sigman, histórico actor del establishment económico argentino.

Bisturí en vez de motosierra diplomática y el viaje de Milei a Las Vegas

La visita de Florez, que tuvo lugar antes de su presentación en la gala de cierre del Starlite Festival en Marbella, ocurrió en medio de un timing particularmente sensible. En Buenos Aires crece el malestar en Cancillería, otro de los ámbitos donde el Ejecutivo despliega un proceso de desregulación, lo que define como su “batalla cultural”. Implica además de la “motosierra” el combate a la “casta”, sin discriminación de los funcionarios, diplomáticos de carrera o empleados que sostienen, hace décadas, una de las únicas políticas de estado exitosas del país.

Ese estilo libertario en política exterior, sin embargo, tiene costos internos. Mientras en embajadas clave se consolidan figuras sin pasado diplomático, en Cancillería el clima se vuelve cada vez más incierto. La desregulación avanza con fuerza: se eliminaron partes del organigrama, como la subsecretaría de Asuntos Latinoamericanos, se redujeron estructuras y se debilitaron las funciones de formación profesional, como la suspensión temporal del ISEN. “En todo caso es necesario un bisturí, no una motosierra que arrasa con todo”, sostuvo en off un diplomático de carrera, quien coincidió con la postura de un exembajador vinculado al Palacio San Martín en la gestión Diana Mondino.

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En ese contexto, no sorprendió que ni siquiera se haya nombrado aún un reemplazo de Eduardo Bustamante, el exvicecanciller que renunció a su cargo a principios de julio, poco después de que Fernando Brun, hombre de confianza de Luis Kreckler, fuera designado secretario de Relaciones Económicas Internacionales, uno de los puestos clave en el entramado de poder de Cancillería. El rol del vicecanciller, en tanto, implica la coordinación de la actividad consular y con los organismos internacionales (como la ONU), incluida la burocracia previa a la decisión final respecto a votaciones. Según supo PERFIL, “no es común” que un cargo de esa importancia quede vacante. El mensaje es elocuente: el único interlocutor válido es el Presidente. O quien designe “El Jefe”.

“No hay plata”, repite el Presidente en cada aparición pública. Sin embargo, Milei ya planea su undécimo viaje a Estados Unidos desde que asumió. Según versiones que circulan en el entorno diplomático y mediático —y que incluso fueron adelantadas por el periodista Marcelo Polino e íntimo amigo de Florez—, el mandatario tendría en agenda asistir al show que Fátima Florez dará en Las Vegas a principios de septiembre.

En paralelo, se negocia la primera bilateral de Milei con Donald Trump, que le daría al gobierno un nuevo gesto de apoyo en medio de la presión de los organismos de crédito. Si bien trascendió que podría ser a finales de agosto, desde la Torre de Marfil dirigida por Casa Rosada todavía no dieron una confirmación oficial. “El encuentro será más pronto que lejos“, dijo hace una semana Werthein, sin dar más detalle. Pero el dato preocupa a conocedores del mundo diplomático que observan cómo la agenda exterior de Argentina, de amplio reconocimiento internacional, se personaliza cada vez más.

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