La muerte de Antonio Gasalla, ocurrida hoy en horas de la mañana, sacudió al ambiente artístico y lo sumió en una profunda tristeza, pero de ninguna manera lo sorprendió: en los últimos meses, pero sobre todo a partir de este año, cada noticia sobre la salud del capocómico de 84 años fue siempre un poquito peor que la anterior. Estaba muy enfermo.
Gasalla padecía una dolencia degenerativa y a medida que fue pasando el tiempo prácticamente no reconocía ni siquiera a sus familiares más directos ni a su círculo de amigos más cercanos, integrado por ejemplo por Marcelo Polino, quien se mantuvo a su lado aún en los momentos más dolorosos y difíciles.
El comienzo de 2025 no trajo novedades positivas para la salud de quien fue considerado “el rey del café concert”, un rubro que prácticamente inventó y divulgó como nadie, ya que una serie de complicaciones respiratorias obligaron a ingresarlo a una clínica para poner foco en ese problema urgente. Gasalla no estaba en su domicilio: hacía casi dos años que lo cuidaban en una clínica de rehabilitación para pacientes neurológicos.
En esos días abundaron los pronósticos negativos, pero Gasalla se sobrepuso a esa afección y otra vez fue trasladado a ese centro donde lo cuidaban y trataban de darle una mejor calidad de vida. Su hermano Carlos era quien se había puesto al frente de la tarea de visitarlo, hablarle, leerle algo, ponerle música y darle un poco de cariño. Su parecido con Antonio es asombroso para muchos.
ASI PASO ANTONIO GASALLA SUS ULTIMOS DIAS
El 9 de marzo, es decir hace menos de 10 días, Gasalla cumplió 84 años. No hubo celebración ni fiesta alguna, solo algunas palabras austeras que le tributaron los pocos que tenían acceso a él. Había repuntado un poco después de ser ingresado a terapia intensiva y lo habían mandado de vuelta a la clínica donde enfermeras, doctores y el resto del personal lo trataban prácticamente con devoción.
Pero las cosas se precipitaron en las últimas horas, cuando una combinación de complicaciones cardiácas, respiratorias y renales obligaron a una nueva internación, esta vez en el Otamendi, donde debieron recurrir a la respiración asitida. Sin embargo, los esfuerzos de los facultativos fueron vanos. Entre las 9 y media y las 10 de la mañana de hoy, Antonio Gasalla, sobre todo, dejó de sufrir.