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A un jubilado de 85 años le robaron su bandoneón con el que trabajaba en la calle para subsistir

A Enrique Fasuolo, un jubilado de 85 años, le robaron su bandoneón con el que tocaba en los alrededores del Obelisco para subsistir, ya que su jubilación no le alcanza para sobrevivir. En este momento la principal preocupación recuperar el instrumento robado, ya que además de ser su medio de trabajo, los bandoneones en Argentina están declarados como patrimonio cultural.

Fasuolo es hace años un artista itinerante que trabajaba a metros del Obelisco porteño y en las estaciones de subte lindante. Se lo podía encontrar en la estación Lima o 9 de Julio cualquier día de la semana. Gracias a esta actividad podía complementar lo que recibía por su jubilación, y mantenerse él y su esposa.

El pasado 25 de febrero Enrique Fasuolo estaba trabajando a metros del obelisco en Corrientes y 9 de Julio, cuando un ladrón se acercó cuando estaba guardando el instrumento y lo amenazó con un arma.

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El delincuente se llevó el bandoneón con total impunidad con el carrito con el que el mismo Enrique transportaba su instrumento.

En este momento, Fasuolo busca desesperadamente que se aceleren los trámites para que la Policía Federal, Interpol y la policía de la ciudad de Buenos Aires den con el objeto robado.

Por otro lado, se puede colaborar con el músico donando dinero a su cuenta bancaria hasta que pueda conseguir otro instrumento. Banco Nación, CBU: 0110095230009504084401.

Un artista callejero que ama la música

Fasuolo nació el 3 de septiembre de 1940 en Buenos Aires. Sus partituras con repertorios populares y clásicos emocionaban a los transeúntes sensibles. “Siento que la música me rejuvenece”, confesaba en una nota con Infobae unos años atrás.

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Está jubilado desde 2004, había sido matricero, operario en una fábrica de tornos para odontólogos y portero del colegio ECEA en el barrio porteño de Villa Real.

“Cuando era más chico tenía mucho miedo de tocar delante de la gente. Cuando tuve la oportunidad, en el gobierno de Alfonsín, me dejaron tocar en la calle Florida y después en el subte. Ese contacto con la gente me desinhibió, me liberó. Ya después puedo tocar en cualquier lado y no siento ese miedo”, contaba en la misma nota.

RB / Gi

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