27, febrero, 2025
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Desorientación total en el caso Lian: “Acá no va a pasar más nada”

Hay hipótesis, de las más variadas, pero lo cierto es que no hay ninguna pista firme en la investigación por la desaparición de Lian Gael Flores Soraire, el nene de 3 años del que nada se sabe desde el último sábado.

“Acá no va a pasar más nada”, se animó a decir una alta fuente de las fuerzas de seguridad en referencia a la zona de los cortaderos donde vive la familia del niño.

Bajo la carpa militar que se montó para las tareas de logística de los agentes que trabajan en la búsqueda, la fiscal general adjunta de Córdoba Bettina Croppi dijo que aún no hay motivos para que la causa sea girada desde el fuero provincial a la Justicia Federal.

Sin embargo, aseguró que los dos fiscales que están al frente del caso, Isabel Reyna y Nicolás Gambini, están en contacto permanente con el fiscal federal Marcelo Colombo, a cargo de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex).

No tenemos indicios de delito de orden federal. No lo descarto, pero al momento no”, sostuvo la fiscal ante la insistente pregunta de los periodistas.

En la denominada “zona cero”, en las 18 hectáreas que cuatro familias de origen boliviano alquilan para producir ladrillos de barro, es el cuarto día en el que se ve un despliegue de fuerzas que impacta a los lugareños. Camionetas de cuarteles de bomberos, fuerzas especiales, equipos del Ejército, Gendarmería y de la Policía Federal, no cesan de ir y venir entre el campo y las poblaciones cercanas.

Los rastrillajes siguen y desde el martes a la tarde se trasladaron a otra zona: las profundidades y las costas del río Ctalamochita (también llamado Río Tercero) y también en otras comunidades de origen boliviano, dedicadas a la misma actividad del ladrillo, pero en otros puntos de la región. En cercanías de Villa María, sobre la vieja ruta 9, la Policía cordobesa trabaja desde el mismo sábado recabando testimonios en varios cortaderos.

Hay seis autos secuestrados en total por la desaparición de Lian. Foto Fernando de la Orden / Enviado especial

Sin dar ningún tipo de precisión que pueda entenderse como una violación del secreto de sumario, la fiscal Croppi afirmó que en las últimas horas secuestraron otros dos vehículos que se suman a las cuatro camionetas que ya se habían retenido.

La fiscal general adjunta hizo especial énfasis en un Volkswagen Suran que pasó la noche bajo techo en la Comisaría de Ballesteros y es el último coche secuestrado. La versión de un auto gris platinado de esa marca y características, estaba presente desde el lunes.

Además, puntualizó que se secuestraron 25 celulares y que hasta el miércoles a la mañana se habían tomado más de 30 declaraciones testimoniales entre familiares, vecinos y allegados a la comunidad.

Cerca del mediodía, una camioneta blanca trajo a los cortaderos al padre Alejandro Bossi, párroco de Ballesteros. El sacerdote se acercó a hablar con la familia y, en diálogo con Clarín, sostuvo que conoce a los Flores porque suelen participar de las celebraciones de la capilla ubicada en Ballesteros Sud.

El cura Alejandro Bossi se acercó a acompañar a la familia de Lian. Foto Fernando de la Orden / Enviado especial

“Hemos hecho una misa para pedir por Lian en la capilla y ellos son una familia que vienen a pedir sacramentos”, sostuvo y agregó: “Hay muchas conjeturas, ideas, y lo importante en este momento es ver cómo podemos acompañar a la familia que está afrontando una situación difícil”.

“En la experiencia que he tenido con esta comunidad puedo decir que es gente muy sencilla, muy piadosa, tienen la costumbre de rezar mucho por sus difuntos”, dijo el cura.

El pueblo viejo

Con una fecha de fundación fijada en 1828, Ballesteros Sud es el pueblo viejo. Así le dicen los lugareños para diferenciarlo de Ballesteros (así, a secas) que se desarrolló luego de que se trazara la red de vías del ferrocarril que une Córdoba con Rosario y Buenos Aires y creció mucho más que su homónimo por el paso de la vieja ruta 9 por uno de sus costados. Los separa también el río Ctalamochita, una frontera natural.

Los cortaderos están aún más lejos, a unos tres kilómetros del pueblo más viejo.

María es una vecina de Ballesteros Sud que, como muchos en el pueblo, pasa la tarde en la puerta de la despensa de su familia. Es docente en la escuela Julián Aguirre, en donde estudian los hermanos de Lian.

Los padres de Lian con investigadores en el frente de su casa. Foto Fernando de la Orden / Enviado especial

“A él lo esperaban hoy, era su primer día de clases en el jardincito de 3 años”, dice la mujer con tristeza.

La docente afirma que la comunidad boliviana está integrada a la escuela de la zona y quiere desmentir las versiones sobre el supuesto aislamiento en el que viven.

“Soy impecables, mandan a sus hijos al colegio, se preocupan por ellos, por su educación. Por eso es muy feo escuchar lo que se dicen”, expresa la mujer.

La fiscal general adjunta de Córdoba Bettina Croppi dijo que aún no hay motivos para que la causa sea girada desde el fuero provincial a la Justicia Federal. Foto Fernando de la Orden / Enviado especial

Los habitantes de Ballesteros Sud se dedican a las tareas del campo, trabajan en la empresa de productos lácteos que está en la entrada al pueblo, en comercios, el municipio o la docencia. También están las cocedoras de pelotas de fútbol para las fábricas de Bell Ville.

Y los cortaderos de ladrillos son la fuente de ingreso de la comunidad de inmigrantes bolivianos cuyos hijos son todos argentinos. Lian es uno de ellos y hay un pueblo que lo espera.

Córdoba. Especial

MG

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